martes, 21 de junio de 2016

Extracto de Aftermath: Life Debt

Star Wars: El Despertar de la Fuerza tiene lugar 30 años después de El Regreso del Jedi, y ni una película de treinta horas hubiera sido suficiente para llenar todos los huecos de la historia de nuestros personajes favoritos.

Una pregunta que hemos tenido por bastante tiempo es: Dado que se revela que la Princesa Leia es parte de la familia Skywalker y sensible a la Fuerza, ¿por qué no vimos sus habilidades Jedi en El Despertar de la Fuerza? ¿Estaba demasiado ocupada siendo una general y política? ¿Intentó alguna vez ser Jedi?

Esta es la respuesta, gracias al extracto exclusivo de Star Wars Aftermath: Life Debt, del autor Chuck Wendig. Como respuesta a su novela Aftermath del 2015, la historia continúa llenando detalles de la galaxia muy, muy lejana. El título "life debt", o deuda de vida, se refiere a la que Chewbacca tiene con Han Solo y es el enfoque principal del libro. Han está ayudando a Chewie a liberar Kashyyyk, el mundo de los Wookiees cuando desaparece; Norra Wexley, la piloto rebelde que conocimos en Aftermath, es enviada por Leia para encontrarlo.

Pero no sin que podamos ver el precario estado mental de Leia en esa época, que se complica aún más por el hecho de estar embarazada del niño que sabemos crecerá para convertirse en Kylo Ren...





El cuarto es blanco y está casi vacío. Las paredes están acolchadas. Las ventanas son muchas, y la luz del sol que entra es viva y brillante.

Lo único en este cuarto son Leia y una planta en maceta.


La planta es un brote de los árboles santuario de Endor, aunque algunos lo llaman el rompecabezas de la serpiente, llamado así por la forma en que las oscuras ramas se entrelazan formando una especie de nudo orgánico.

Ella lo cultivó a partir de una semilla, una nudosa bellota que le dió el pequeño Ewok llamado Wicket. Cultivó la planta en una maceta con tierra de Chandrila, y para su sorpresa y deleite, germinó.

Se ha convertido en el foco de sus meditaciones, como lo sugirió Luke. Ella decidió, después de abandonar violentamente la sala de juntas, que lo mejor era venir aquí. Lo mejor para enfocarse en algo que no fuera el estado actual de la galaxia, o la naciente Nueva República, o esa sensación molesta en el centro de su ser de que Mon Mothma la ha traicionado en una forma menor pero significativa.

Se sienta en el medio del cuarto, sus manos posadas en su panza de embarazada.

Ella limpia su mente.

Y trata de sentir el árbol.

Ella lo intenta al menos una vez al día.

Leia nunca ha sentido al árbol.

¡No es por falta de intentos! Se sienta aquí. Vacía sus pulmones, y trata de liberarse de sus pensamientos. Tal y como Luke le enseñó. Esa parte funciona bien la mayoría de las veces. Pero él dijo que era posible sentir la fuerza de vida de las cosas a través de la Fuerza.

Ella le juró que simplemente no poseía esa capacidad. Ese poder místico e intangible que su hermano posee y (este pensamiento viene con un estremecimiento en su columna) que su padre, su padre biológico, también tenía.

Luke continúa jurando que, con el tiempo, ella podrá sentir la Fuerza como él lo hace. Explicó que así es como ella sintió su dolor esa vez en la Ciudad de las Nubes, con él colgando, cansado y derrotado y a punto de caer en las nubes bajo su cuerpo. El dijo que le enseñaría.

Y le enseñó. Algunas cosas, al menos.

¿Y entonces? Se fue.

Igual que Han se fue.

Luke...

Ella se da cuenta que su mente piensa en él. Sus pensamientos intentan seguir a su veleidoso hermano como una cosa viviente, como ramas buscando el sol. Te necesito aquí. Necesito tu ayuda. Luke algunas veces tenía la ingenuidad de un chico granjero, si, pero ahora ella siente que la ayudaría sentirse igual.

Su mente es un alboroto de pensamientos. La complejidad de la política, del amor (e ira) con Han, la pérdida de Luke, y sobre todo la preocupación siempre presente por la vida que ahora carga consigo...

Su piel hormiguea. Su mente se libera de repente del resto de su cuerpo. Leia se siente mareada casi al punto de caer.

Oh.

¡Oh, cielos!

¡Ahí! ¡Ahí está! Inundándola y pasando a través de ella... una conciencia que nunca ha sentido antes. Un brillo pulsante, parpadeante y fuerte.

No es la planta. No es Luke. Ni siquiera es Han.

Es su hijo.

No es cualquier reconocimiento de su madre a la vida dentro de ella... eso ya lo sabe. Está muy consciente del bulto y el bullicio de la personita que lleva en sí. (Y ya sabe bien de las agruras, de las náuseas antes del desayuno, de las náuseas después del desayuno, y del hambre después de las náuseas del desayuno...)

Esto va más allá. Es algo separado de ella. No es una sensación física. La rodea por todas partes. La impregna como el perfume en una jungla llena de flores. Y como tal, está de pronto consciente de la mente y el espíritu de su hijo: Siente las agallas y el ingenio, la sangre de acero y la mente despierta, y por la sangre de Aalderan, ¡él va a ser todo un luchador!

Esperen.

¿Él?

Es un niño.

Es un niño.

Las manos vuelan a su boca al tiempo que ríe y llora a la vez. Esto, piensa, es el lado luminoso del que Luke siempre habla... la promesa de la luz, la promesa de una nueva vida... Y entonces, siente la negra orilla del lado oscuro que aprieta su felicidad como un nudo. ¿Porque acaso no siempre viaja el miedo pisando los talones de la esperanza? Un miedo que se expande a lo largo y a lo ancho como una sombra creciente. Miedo de tener un hijo en una galaxia inestable. Miedo de saber si Han está vivo o no... Luke también. ¿Crecerá el niño sin un padre? ¿Sin un tío? ¿Sin un mentor? ¿Cuál será su legado de ella, y cuál el de su hijo?

Trata de tomar aliento. Se obliga a respirar.

Limpia tu mente. Limpia todo. Enfócate, Leia, enfócate.

¿Son esas sus palabras?

¿O las de Luke?




Escrito por Chuck Wendig.
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de  'Star Wars' exclusive: Princess Leia uses the Force to sense her unborn son

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