martes, 12 de julio de 2016

Droides, Esclavos y el Brazo Rojo de C-3PO

El papel de los droides en el universo de Star Wars siempre ha estado claro, pero aun así manchado por implicaciones preocupantes. Son sirvientes, en esencia, pero también son compañero y, aún más interesante, tienen emociones. Incluso las unidades R2, por demás una herramienta multi propósito y un droide de asistencia para pilotaje, tienen un amplio rango de sentimientos, incluyendo la capacidad de mostrar duelo por largos periodos de tiempo. Estos son atributos muy curiosos para que un aparato los tenga, sobre todo si no están relacionados con su función. Incluso los pronombres son confusos: los droides usan pronombres personales (casi siempre masculinos) en Star Wars, pero no son seres vivientes, siempre sirviendo a los humanos. Los humanos les colocan "pernos de seguridad", que esencialmente son cadenas electrónicas, además de considerar normal que puedan borrar sus memorias cuando es necesario purgar al droide de alianzas o lazos personales. Los droides aceptan todo esto como un hecho de la vida, aceptando el mandato de las criaturas de carne y sangre.


No es una idea nueva, pero la trascendencia que nos cuestiona es que los droides no son robots o sirvientes sino esclavos. Puede ser difícil pensar en Luke Skywalker, o Rey o Poe Dameron como dueños de esclavos, pero es precisamente lo que son. Son benevolentes, eso es seguro, pero sin embargo son dueños de esclavos. Como perciban a los héroes de Star Wars depende de cada persona, pero es una implicación real de la sociedad que nos muestra. Sin importar que tan bonito sea BB-8 (y lo es).

En las películas de Star Wars, todas estas relaciones droide-humano simplemente se muestran, sin hacer autoconciencia o análisis, y ningún personaje se detiene a pensar y cuestionar el orden establecido. Probablemente lo más interesante del cómic de Marvel C-3PO es que se pone a pensar en estos hechos y nos muestra un personaje droide deseoso de examinar el significado de su existencia.

Ahora bien, el cómic existe para contarnos la historia de cómo C-3PO obtuvo su brazo rojo, que aparece en Star Wars: El Despertar de la Fuerza. La respuesta rápida y fácil a esa pregunta es que lo obtuvo de otro droide que fue destruido. Contar una historia tan simple sería, aparte de flojo y obvio, repetir muchas aventuras sin sentido que han tenido los personajes de Star Wars en los cómics. En su lugar, el escritor James Robinson (con ayuda de los editores de Lucasfilm) ha convertido al donante del brazo en uno de los personajes más interesantes que hemos visto en el universo de Star Wars.

Aunque el cómic no es perfecto, ya que algunas partes del diálogo no parecen encajar con la sensibilidad de Star Wars y la trama, que es sobre un viaje en un planeta salvaje, no es muy original, el hecho es que Omri, el droide en el centro de la historia, hace que valga la pena. Cuando comienza el cómic, 3PO y otros cuatro droides son los únicos sobrevivientes de una nave estrellada en un planeta hostil. Estaban transportando a Omri, un droide de la Primera Orden, de regreso al cuartel de la Resistencia, donde los expertos le extraerían la ubicación del Almirante Ackbar, quien ha sido secuestrado. Todos los otros droides, que incluyen un guardia de seguridad, un droide de construcción y un droide médico, tienen la oportunidad de demostrar su heroísmo y sacrificio, pero Omri es quien constantemente se cuestiona, en un diálogo constante con C-3PO, sobre la verdadera naturaleza de la lealtad de un droide.

Omri es un droide de la Primera Orden, pero se pregunta  exactamente porqué él o sus compañeros de viaje deberían ser leales a cualquier grupo de humanos en vez de a otro. ¿Son libres de escoger a sus amos, o están obligados por su programación a obedecer sin cuestionar? C-3PO jamás se ha preguntado sobre este hecho, y acepta todo lo que sus amos le ordenan, incluyendo un borrado de memoria completo que ocurre en algún punto entre La Venganza de los Sith y Una Nueva Esperanza. (Esto sin embargo, le obliga a confesar que a veces tiene destellos de recuerdos de eventos pasados y nos muestra un collage de imágenes de las precuelas. Sin embargo no recuerda nada más. Nosotros no somos tan afortunados).

Pero es Omri quien constantemente visualiza este control de los humanos sobre su memoria como una especie de violación. en un punto, compara sus recuerdos con el sentimiento que uno tendría por un brazo perdido (el simbolismo es muy obvio, pero funciona en el contexto de la historia), donde uno puede sentir el brazo como si estuviera ahí. En el sentido más estricto, él y 3PO son enemigos, están en lados opuestos del conflicto galáctico, pero Omri señala que pudieron haber sido aliados en el pasado, incluso amigos. Y son esos sentimientos de amistad los que finalmente hacen que Omri cambie de bando y ofrezca de buena gana la información que 3PO busca, después de sacrificarse para salvar la vida del droide dorado. El no lo ve como "cambiar de bando" sino como "escoger la amistad", pero el simple hecho de cambiar su lealtad de un grupo humano a un droide es un acto significativo para un individuo en una sociedad de esclavitud. Está afirmando que los droides son más que partes mecánicas, que son seres pensantes que son capaces de tener pensamientos originales y por tanto, libres.

Moralmente, el final deja la galaxia de Star Wars en un predicamento. Claramente, C-3PO es muy feliz cumpliendo su papel en la sociedad, pero si algunos droides son capaces de tener auto conciencia, es cuestión de tiempo para que reclamen su libertad. En Star Wars, al menos en las películas, no hay lugar para una revolución de esclavos, pero es grandioso ver que algunos creadores, aunque trabajen en las orillas del universo de Star Wars, consideren la posibilidad. Otros cómics, como Descender, de Jeff Lemire, se enfocan a este tema, pero Star Wars es una fantasía espacial divertida, no ciencia ficción dura e introspectiva, así que tal vez sea un tema muy poco apropiado. Sin embargo, cualquiera que lea el cómic jamás volverá a ver el brazo rojo de C-3PO de la misma forma.

Escrito por Ian Dawe
Traducido por Mario A. Escamilla
Original de Droids, Slaves and C-3PO’s Red Arm

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