jueves, 2 de marzo de 2017

Extracto de la novela Thrawn

En la pantalla grande, Darth Vader siempre ha sido el villano preferido del Imperio para los fans de Star Wars, aunque en la década de los noventa una nueva generación se enamoró del Gran Almirante Thrawn en las páginas de las novelas de Timothy Zahn.

Justo mientras una nueva trilogía llega a los cines, Thrawn también tiene su regreso, es actualmente el principal villano en la serie animada de televisión de Disney XD llamada Star Wars Rebels y también regresa al mundo literario en la novela Star Wars: Thrawn, disponible el 11 de abril.

"La mayoría de los líderes Imperiales que vemos en las películas gobiernan mediante una combinación de miedo y manipulación. Yo quise crear algo diferente: un comandante que pudiera guiar mediante la lealtad," dice Zahn. "El resultado fue Thrawn, un genio táctico cuyas tropas lo siguen voluntariamente, y que pelearán por él aunque no esté mirando sobre sus hombros."

Aunque la trilogía original de Thrawn, que empezó en 1991 con Heredero del Imperio, tenía lugar después de la película El Regreso del Jedi, el nuevo libro está situado en los años que preceden a la película original Star Wars de 1977, cuando el Imperio está luchando contra la creciente Rebelión. La novela Thrawn mira a su personaje homónimo subir entre los rangos de la Armada Imperial, desde su arribo en el espacio hasta su "promoción sin precedentes" al rango de gran almirante. Zahn dice, "puedo mostrar cómo es tratado por sus compañeros oficiales y tripulación durante su ascenso en la línea militar, particularmente cuando aún no está en una posición de poder sobre ellos."

El extracto exclusivo debajo corresponde al capítulo dos del libro, cuando Thrawn ha hecho contacto con una nave de guerra Imperial, cuyo capitán ha visto el potencial del alienígena de piel azul y ojos rojos, el soldado de especie Chiss, y decide llevarlo a Coruscant, la capital galáctica. Thrawn y el despiadado Emperador se encuentran en una reunión con el capitán Parck, "el comandante que ha puesto su carrera en riesgo con esta osada iniciativa", así como Eli Vanto, "un joven cadete que ha escuchado historias sobre su misteriosa gente y que su conocimiento del lenguaje de Thrawn lo pone en una posición única," dice Zahn.



Fueron probablemente cinco segundos. Pero para Eli parecía una eternidad de tamaño medio. El salón del trono estaba totalmente calmado, totalmente callado. El único sonido era el golpeteo de su sangre en sus oídos, el único movimiento era el temblor de sus brazos en las mangas.

"Capitán Parck,"dijo finalmente el Emperador, su grave voz tenía un tono neutral. "Me han dicho que tiene un regalo para mí."

Eli pestañeó. ¿Un regalo? Para los Chiss que conocía por sus historias, eso hubiera sido un insulto mortal. Thrawn se encontraba a sus espaldas, y aunque no se atrevió a voltear, podía imaginar la expresión en su orgulloso rostro.

"Así es, su Majestad," dijo Parck, haciendo una reverencia. "Un guerrero supuestamente de una raza conocida como los Chiss."

"Ya veo," dijo el Emperador, su voz aún más seca. "Y, dígame, ¿qué debo hacer con él?"

"Si me permite, su Majestad," contestó Thrawn antes de que Parck lo pudiera hacer. "No soy simplemente un regalo, soy un recurso. Uno como nunca ha visto antes, como posiblemente nunca vuelva a ver. Sería benéfico utilizarme."

"¿Lo sería?" dijo el Emperador, con tono divertido. "Ciertamente tiene usted confianza ilimitada. ¿Qué me ofrece exactamente, Chiss?"

"Para empezar, le ofrezco información," dijo Thrawn. Si se había ofendido, Eli no podía escucharlo en su voz. "Hay amenazas al acecho en las Regiones Desconocidas, amenazas que algún día encontrarán su Imperio. Estoy familiarizado con muchas de ellas."

"Pronto aprenderé con mis propios medios sobre ellas," respondió el Emperador plácidamente. "¿Tiene algo más que ofrecer?"

"Tal vez aprenda sobre ellas a tiempo para derrotarlas," dijo Thrawn. "Tal vez no. ¿Qué más puedo ofrecer? Le ofrezco mis habilidades militares. Podría utilizar esas habilidades y hacer planes para encontrar y eliminar esos peligros."

"Esas amenazas de las que habla," dijo el Emperador. "¿Supongo que no son simplemente amenazas contra mi imperio?"

"No, su Majestad," dijo Thrawn. "También son amenazas para mi gente."

"¿Y busca eliminar esas amenazas a su gente?"

"Si."

Los ojos amarillentos del Emperador parecieron brillar. "¿Y desea la ayuda de mi Imperio?"

"Su ayuda sería agradecida."

"¿Desea que ayude a la gente que lo exilió?", dijo el Emperador. "¿O se equivoca el Capitán Parck?"

"Habló con la verdad," dijo Thrawn. "Es cierto que fui exiliado."

"Y aún así desea protegerlos. ¿Por qué?"

"Porque son mi pueblo."

"¿Y si evitan su gratitud y se rehusan a aceptarlo de vuelta? ¿Entonces qué?"

Hubo una pequeña pausa, y Eli tenía el extraño presentimiento de que Thrawn le estaba ofreciendo al Emperador una de esas pequeñas sonrisas que lo caracterizaban. "No necesito el permiso de ellos para protegerlos, su Majestad. Ni espero su agradecimiento."

"He conocido otros con su sentido de la nobleza," dijo el Emperador. "Muchos la dejaron de lado cuando su desinterés ingenuo entró en conflicto con el mundo real."

"Me he enfrentado también al mundo real, como usted lo llama."

"Lo ha hecho, entonces," dijo el Emperador. "¿Y que desea exactamente de mi Imperio?"

"Un tratado de ganancias mutuas," dijo Thrawn. "Le ofrezco mi conocimiento y mi habilidad a cambio de su consideración hacia mi gente en el futuro."

"Y cuando llegue el futuro, ¿que pasará si rehuso esa consideración?"

"Entonces habré apostado para perder," dijo Thrawn con calma. "Pero tengo hasta entonces para convencerlo de que mis objetivos y los suyos coinciden."

"Interesante," murmuró el Emperador. "Dígame. Si llegara a servir al Imperio, y una amenaza surgiera contra su pueblo, ¿dónde pondría su lealtad? ¿A quien de nosotros ofrecería su lealtad?"

"No veo ningún conflicto con compartir la información."

"No estoy hablando de información," dijo el Emperador. "Estoy hablando de su servicio."

Hubo una breve pausa. "Si llegara a servir al Imperio, usted tendría mi lealtad."

"¿Qué garantías puede ofrecer de ello?"

"Mi palabra es mi garantía," dijo Thrawn. "Tal vez su sirviente pueda confirmar la fortaleza de mis votos."

"¿Mi sirviente?" preguntó el Emperador, dirigiendo una mirada a Parck.

"No me refiero al Capitán Parck," dijo Thrawn. "Me refiero a otro. Aunque tal vez asumo incorrectamente que es su sirviente. Y sin embargo, siempre habló maravillas del Canciller Palpatine."

El Emperador se inclinó ligeramente, con sus ojos amarillos fulgurando. "¿Cuál es su nombre?"

"Skywalker," dijo Thrawn. "Anakin Skywalker."


Escrito por Timothy Zahn.
Traducido por Mario A. Escamilla.
Original de Read an excerpt as Thrawn returns to 'Star Wars' book universe

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